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La investigadora de la ULPGC, Elena Carretón, primera española al frente de la Sociedad Europea de Dirofilariosis y Angiostrongilosis (ESDA)

Fuente: ULPGC

La doctora en Veterinaria Elena Carretón, investigadora postdoctoral y premio extraordinario de doctorado en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), ha sido elegida primera presidenta española de la Sociedad Europea de Dirofilariosis y Angiostrongilosis (ESDA).

La Dra. Carretón es experta mundial en el estudio de la patología que produce el nematodo Dirofilaria immitis (gusano del corazón) en animales y humanos y recientemente ha publicado —junto a otros expertos como Alberto Montoya, catedrático de Medicina Animal en la ULPGC— un estudio en el que se plasmaba una mejora en el tratamiento de la enfermedad del gusano del corazón.

Uno de los objetivos principales de la ESDA es la de ser un “recurso europeo” para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la dilofilariosis y angiostrongilosis en animales de compañía, educando tanto a los médicos como a la sociedad sobre el riesgo zoonótico de la Dirofilariosis humana.

Desde este blog le damos la enhorabuena por este nombramiento, que supone un reconocimiento a su labor como investigadora, para una persona que siempre ha reivindicado el papel de la mujer en el mundo de la investigación.

Post escrito por Elena Carretón en nuestro blog por el Día Internacional de la Mujer de 2018: «¡Qué pesaditas estáis las mujeres ultimamente!»

Mujeres veterinarias africanas-Día Internacional de la Mujer 2019

Este año, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo, hacemos un homenaje a la mujer africana, con especial mención a las mujeres veterinarias.

Uno de los principales problemas de la mujer africana es la discriminación a causa del género, sobre todo en el África subsahariana, lo que marca todos los aspectos de su vida, como el acceso a la propiedad, al trabajo remunerado y a la educación. En relación a esta última, ha habido un ligero avance, pero el índice de analfabetismo es de un 32% y sólo una de cada tres acaba la educación secundaria, por lo que el número de universitarias es todavía muy inferior al de universitarios. En algunos casos, si las mujeres provienen de una clase social favorecida, suelen formarse en países anglosajones o europeos.

En el estudio «Mujeres africanas y educación superior» de María Inmaculada González Pérez y Manuel Ledesma Reyes (Universidad de La Laguna),  se señala que “a pesar de las iniciativas realizadas, lo cierto es que la paridad continúa siendo un sueño en todos los niveles educativos africanos, incluido el nivel superior…. Tanto el alumnado como el profesorado de las universidades subsaharianas continúa siendo mayoritariamente masculino. Lograr la igualdad de género en el continente requiere urgentemente del aumento de la financiación pública y de políticas activas comprometidas con el acceso de las mujeres a los estudios superiores” (González Pérez, María Inmaculada; Ledesma Reyes, Manuel (2015). Mujeres africanas y educación superior: Políticas Educativas favorables a la igualdad de género en África Subsahariana. Journal of Supranational Policies of Education, nº3, pp. 156-183)

Dar visibilidad a estas mujeres es poner en relieve su valiosa aportación a la lucha por la igualdad de género en África:

Wangari Muta Maathai

Wangari Maathai (Nyeri, Kenia, 1 de abril de 1940 – 25 de septiembre de 2011) fue la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz, en el año 2004, por su defensa del desarrollo sostenible, de la democracia, de los derechos humanos y de los derechos de las mujeres en particular, así como por contribuir al desarrollo social, económico y cultural ecológicamente viable en su país Kenia y en su continente.

También fue la primera mujer de África Oriental y Central que obtuvo un doctorado universitario. En 1964 se doctoró en Ciencias Biológicas en la Universidad Mount St. Scholastica de Atchison, en Kansas. En 1971 fue la primera profesora en Anatomía Veterinaria y luego la primera decana de la facultad de Medicina Veterinaria en la Universidad de Nairobi.

Creó el Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement), un programa de plantación de árboles para combatir la deforestación, la erosión del suelo y las sequías en Kenia, su tierra natal, siendo uno de los movimientos feministas más eficientes en África.

Este artículo es un sentido homenaje por su fallecimiento: «Wangari Muta Maathai. Remembranza por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz»

Gladys Kalema-Zikusoka

Gladys Kalema-Zikusoka (8 de enero de 1970, Kampala, Uganda) es la primera veterinaria de vida silvestre de Uganda y fundadora de la organización Conservation Through Public Health, dedicada a la coexistencia de gorilas de montaña en peligro de extinción, otros animales salvajes, personas y ganado en África, actuando el personal sanitario de la misma en aldeas remotas para hablar de higiene, VIH y promover la planificación familiar. En 2009 ganó el Premio Whitley Gold por su trabajo de conservación.

Hellen Amuguni

Nacida en Kenia, Hellen Amuguni es profesora asistente de investigación en el Departamento de Enfermedades Infecciosas y Salud Global en la Facultad de Medicina Veterinaria Cummings de la Universidad de Tufts (Massachusetts, USA). Estudió la carrera de veterinaria en Nairobi y tiene un máster en desarrollo internacional y un doctorado en enfermedades infecciosas, siendo especialista en One Health (Una salud). Con esta formación, fue designada por la USAID (U.S. Agency for International Development) para coordinar el proyecto de lucha contra las amenazas de las pandemias emergentes actuales y futuras en seis países africanos: Kenia, Uganda, Tanzania, Ruanda, Etiopía y la República Democrática del Congo. Ella coordina a los profesionales de la salud para saber responder a estos brotes dentro de lo que se conoce como “Una salud”, que engloba especialidades como medicina, veterinaria, biología, etc., con el fin de proteger a las personas, los animales y el medio ambiente frente a estas enfermedades. Sabiendo que las mujeres son las que sustentan a las familias, cuidan el ganado, etc., tuvo la idea de empoderarlas y formarlas como agentes capacitadas para evitar y hacer frente a estas pandemias.

Terminamos con un interesante artículo sobre la integración de la perspectiva de género en la formación veterinaria y de salud pública en la zona Este de África:

Y si quieren conocer más en profundidad la situación de la mujer en África, la fundación GADESO ha recopilado una serie de informes en la publicación «La odisea de la mujer en África: una mirada desde el primer mundo».

 

 

¡Qué pesaditas estáis las mujeres últimamente!

Con motivo de la celebración mañana, día 8 de marzo, del «Día Internacional de la Mujer», le pedimos a la Doctora en Veterinaria Elena Carretón Gómez, miembro del Grupo de Investigación de Medicina Veterinaria e Investigación Terapéutica de la ULPGC,  que contase en nuestro blog su experiencia como mujer investigadora y así lo hizo. Muchas gracias Elena por tu colaboración y por hacernos partícipes de tu experiencia, fiel reflejo de la situación de las mujeres investigadoras en nuestro país. Aquí está su testimonio:

¡Qué pesaditas estáis las mujeres últimamente!

Cuando terminé la carrera e inicié la búsqueda de empleo, mi primera entrevista de trabajo fue en el vestíbulo de un hotel en Bilbao. Sentada frente a un señor que no conocía de nada, su segunda o tercera pregunta fue “¿tienes intención de tener hijos?”. Tal como la hizo, me di cuenta de que toda mi formación y experiencia valían un pimiento, y que el puesto dependía de esta respuesta. Así fue mi inicio en la vida profesional.

Más adelante, trabajé como veterinaria de pequeños animales en varias clínicas, donde yo siempre era “la chica” y mi jefe “el veterinario”. Porque yo nunca me planteé en serio ser investigadora; la ciencia me gustaba mucho. Crecí jugando con “Micronova” o “Inventar es Divertido” pero ¿investigar? eso era cosa de señores mayores con cara de mala leche. Para colmo, la única científica que conocía murió por culpa de sus investigaciones (se incidía mucho en esto, como diciendo “cómo se le ocurre meterse en esos berenjenales”). Y para rematar, los divulgadores científicos de aquella época eran señores: Félix Rodríguez de La Fuente, Carl Sagan, Jacques Costeau o David Attenborough. Muy majos todos, pero señores.

Pensando que no me la iban a dar y un poco por compromiso, pedí una beca de investigación para hacer la tesis. Pero me la concedieron, así que entré a investigar como el que entra a robar a un supermercado, intentando que no me pillaran. Muchos estudios demuestran que, desde pequeñas, las niñas creen que sus logros son debidos a su trabajo, esfuerzo y dedicación, pero no a sus aptitudes, y creen que sus compañeros son más inteligentes que ellas. De adultos, esta idea persiste y mientras el éxito de un hombre se atribuye a su habilidad, al éxito de una mujer se le da poca importancia y se atribuye a otros factores incluyendo la discriminación positiva. Y así es como la mayoría de las mujeres entramos en este mundo, de puntillas para no molestar.

Durante mi etapa predoctoral, trabajé rodeada de compañeras y compañeros de otros laboratorios que también estaban preparando la tesis. La mayoría eran mujeres, brillantes y trabajadoras. Sin embargo, hoy en día muy pocas de ellas continúan en la investigación mientras que la mayoría de los hombres viven (o malviven) como investigadores, aunque sea en otros centros y otros países.

Porque la investigación es una profesión muy dura, tanto para mujeres como para hombres. Y no es que las mujeres no queramos estar en ciencia, ni que se nos dé peor, sino que se nos dificulta entrar y permanecer en ella. La ciencia todavía es cosa de hombres, y está demostrado con estudios objetivos. Ellos salen en los medios de comunicación (74% de las noticias o fotos de periódico son hombres); ellos reciben más ofertas para ser evaluadores, ponentes en seminarios y conferencias remuneradas o participar en comités; ellos reciben más financiación por proyectos. Se rechazan artículos de mujeres con mayor frecuencia y a ellas se las evalúa con mayor dureza. Con el mismo Curriculum investigador, los hombres son juzgados más competentes, reciben más ofertas de trabajo y cobran más. Hay cientos de estudios y todos resumen que, a misma calidad y relevancia, el trabajo de las científicas se valora menos.

Como consecuencia, las mujeres tienen que trabajar más para obtener el mismo reconocimiento. Si a los hombres se les juzga también en base a su potencial, nosotras tenemos que demostrarlo continuamente. Y todo esto afecta a las decisiones que tomamos con respecto a nuestra trayectoria profesional.

A esto se suma que la familia todavía requiere mucha más implicación por parte de la mujer que del hombre, y llega un momento en el que la investigadora tiene que elegir entre la carrera científica y la familiar porque si bajas la productividad estás fuera. Aunque esto se puede plantear como una opción personal, en realidad se obliga a elegir ante la imposibilidad de conciliar. Por ello, seis de cada diez mujeres renuncian a su carrera por ser madres y mientras que una mujer con hijos es un problema, un hombre con hijos es percibido como alguien que tiene una familia que mantener y tiene mayor probabilidad de ascender.

Por esto no sorprende que, tras leer la tesis, muchas mujeres abandonen la ciencia. Y quizá por ello que, a pesar de que Veterinaria es una carrera eminentemente femenina desde hace muchos años, sólo el 30% del profesorado estable de esta Facultad son mujeres. Y a medida que aumenta la categoría científica va disminuyendo su presencia.

Yo estoy contenta en mi trabajo y me siento valorada por la gente. Sin embargo, en otros ambientes científicos y académicos he experimentado actitudes paternalistas, condescendientes y machistas, en su mayoría por hombres. He recibido palmaditas porque “no sé nada de la vida”, he escuchado a ilustres catedráticos berrear rimas de obrero sin pudor y para algunos he sido “la becaria” con el mismo tono que cuando era “la chica” en la clínica veterinaria. Y ahora escucho “Qué pesaditas estáis las mujeres últimamente”.

No sirve la excusa de que estamos esperando el relevo generacional. El número de científicas españolas solo ha variado unas décimas en 10 años. Ese techo de cristal está ahí, encubierto por desigualdades de género, en su mayoría difíciles de cuantificar y percibir, pero que dificultan el acceso de la mujer a la carrera científica y a los puestos de poder donde se deciden las políticas científicas. Por ello, tenemos que exigir a las instituciones la implementación de políticas reales de conciliación de la vida profesional con la familiar, y medidas encaminadas a vencer los prejuicios sociales por los que las mujeres parezcan menos aptas para ser científicas, así como aumentar la presencia femenina en jurados y paneles de evaluación. Por esto, la huelga del 8M es necesaria.

No se crean que la pregunta que me hicieron en mi primera entrevista de trabajo fue algo anecdótico. Siendo Doctora, envié mi Curriculum a una universidad privada. Tras alabar mis méritos profesionales éstas fueron las únicas preguntas que me hicieron: “¿qué edad tienes?”, “¿estás casada?”, “¿tienes hijos?”.

Autora: Elena Carretón Gómez

Perfil docente e investigador de Elena Carretón Gómez

Las primeras mujeres veterinarias

Andre Moul Ross, la única mujer estudiante de Veterinaria del curso de 1943 en la Universidad de Cornell (USA)

Con motivo hoy, 8 de marzo, del Día Internacional de la Mujer, pueden leer el artículo de Ivan Katíc, experto en Historia de la Veterinaria, sobre las primeras mujeres veterinarias en diversos paises del mundo titulado «Pioneer Female Veterinarians» y publicado en la revista Rad Croatian Academy of Sciences and Arts. Medical science, No.511=37 May 2012.

En dicho artículo el autor recopiló información sobre las primeras veterinarias de al menos 40 paises, siendo los pioneros Suiza, Francia, Gran Bretaña y Alemania, a los que siguieron después de la I Guerra Mundial Checoslovaquia, Yugolasvia y los países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia).

Actualmente, en la mayoría de los países las mujeres estudiantes de Veterinaria suponen un 75-80% del total, lo que es un éxito sabiendo que sólo un siglo antes no era tan fácil para las mismas realizar estos estudios. Sirva esta pequeña contribución como homenaje a esas luchadoras que abrieron el camino a las demás.

Mujeres y Veterinaria

Quirófano-HCVPara conmemorar hoy, 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, hemos recopilado una serie de artículos sobre las primeras mujeres veterinarias españolas, la evolución de la presencia de las mujeres en los estudios de veterinaria y un artículo de Rafael Laguens, presidente de la FVE, con los resultados de la encuesta realizada sobre la profesión veterinaria en Europa.

Primeras mujeres veterinarias en España

Evolución de la mujer en las Facultades de Veterinaria Españolas

La mujer veterinaria

Breves apuntes sobre la incorporación de la mujer a la veterinaria

La mujer será en breve mayoría en la Veterinaria europea

 

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